La pelea del Gobierno por evitar que a los anuncios se los coma la inflación

Los analistas económicos ya pronostican que la inflación se ubicará en torno al 3% de aquí a fin de año. El trasfondo detrás de la salida de Paula Español en Comercio Interior.


Por Liliana Franco para Ámbito.

En un complejo escenario económico (inflación, crecimiento desigual, caída del poder adquisitivo, suba del dólar, etc.) se encamina el Gobierno a las próximas elecciones con el problema adicional de las diferencias internas en el Frente de Todos.

Los analistas económicos ya pronostican que la inflación se ubicará en torno al 3% de aquí a fin de año y “no sería tan negativo ante la enorme expansión del gasto que se está llevando a cabo”, explican.

En este contexto, se comprende la salida de Paula Español de la secretaría de Comercio, pero no porque en el kirchnerismo se considere que su gestión haya sido incorrecta. Las críticas son dirigidas hacia el ministro de la Producción, Matías Kulfas como el responsable de impedir “que el accionar de Español fuera más efectivo”.

Como Español es considerada un “cuadro político”, decidieron “preservarla” bajo el ala de Wado de Pedro en el ministerio del Interior.

Cabe señalar que la designación de Roberto Felletti es un desembarco directo en la secretaría de Comercio de Cristina Fernández de Kirchner. Hombre fiel a la vicepresidenta le atribuyen “un carácter más fuerte” para resistir embates tanto internos como externos.

En las filas empresarias esta designación no cayó bien, aunque esto no significa que “vayamos a extrañar a Paula”, confesaban. Es que las empresas creen que, al menos hasta las elecciones, caerá sobre sus espaldas la responsabilidad por las subas de los precios, “aunque no sea nuestra culpa”, se lamentan.

Algunos en la Casa Rosada sugieren que este cambio sorpresivo de Español por Felletti podría no ser el último antes de las elecciones.

Es que las críticas que se formulaban desde el kirchnerismo a funcionarios como el ex jefe de Gabinete, Santiago Cafiero (por su falta de ejecutividad), o a la ex titular de Seguridad, Sabina Frederic, repetidamente atacada por Sergio Berni, su par en la provincia de Buenos Aires, ahora están dirigidas particularmente a los ministros de Economía, Martín Guzmán (por el ajuste del gasto público), a Kulfas, a la titular de la Afip, Mercedes Marco del Pont, y del Banco Central, Miguel Angel Pesce.

Quiebre

Así como la pandemia puso al desnudo la pobreza o la precarización laboral, entre otros males, las elecciones primarias descubrieron la fragilidad de la coalición gobernante, conformada para obtener un triunfo electoral que no hubiera sido posible en 2019 con la sola presencia de Cristina Fernández de Kirchner, lo que la llevó a elegir a Alberto Fernández como candidato para captar el voto moderado.

Contradiciendo a quienes afirman que el gobierno de Alberto estuvo condicionado por su vicepresidenta, desde el kirchnerismo se argumenta que en los primeros tiempos del actual mandato Cristina “dejó hacer presidente”.

Lo fundamentan señalando que fueron pocos los ministros que ella eligió (entre ellos Wado de Pedro), ciertamente ocupó con su gente segundas líneas, pero – argumentan- por la falta de equipo de Alberto y como un gesto concreto para respaldar su autoridad, “ni siquiera pidió un despacho en la Casa Rosada”.

Por esta razón es que desde el kirchnerismo se atribuye la responsabilidad del fracaso electoral a las políticas emanadas desde la Casa Rosada. Y recuerdan que ya hace más de un año que Cristina advirtió que “hay funcionarios que no funcionan”.

Otra mirada

Desde el entorno del presidente Alberto Fernández se hace otra lectura. Se considera que la pandemia fue un motor fundamental del descontento de la población, a pesar de los esfuerzos del Gobierno para combatirla. Y responden que, en todo caso, el fracaso es compartido porque una de las principales espadas del kirchnerismo, el gobernador Axel Kicillof, también perdió en la provincia de Buenos Aires.

Más allá de las interpretaciones y del encuentro que mantuvieron el martes pasado, en medios oficiales se coincide en que “el vínculo entre Cristina y Alberto se ha resquebrajado”, aunque también advierten que “los dos están en el mismo barco”. Sin embargo, el problema más serio es que “Cristina y Alberto ya no se tienen confianza”, admiten en ambos entornos.

Hay quienes en el Gobierno consideran que es posible dar vuelta el resultado electoral en la provincia de Buenos Aires, fundamentalmente convocando a votantes que se consideran propios y que, malestar mediante, no fueron a votar en las PASO.

Pero no pocos intendentes, los que recorren el territorio, tienen la sensación de que será muy difícil revertir el resultado y que “con suerte podríamos recuperar un par de puntos” confiesan en voz baja.

Los esfuerzos están concentrados en convencer a los que “no fueron a votar, (estiman casi un 10% del electorado), los votantes de Florencio Randazzo y de Facundo Manes”, comentan en el comité de campaña. La idea es “trabajar voto a voto, escucharlos, convencerlos de que nos den otra oportunidad”, señalan al tiempo que reconocen que se encuentran con un electorado que tiene “mucha bronca, tristeza y descreimiento”.

El 15-N

Aunque en plena campaña electoral nadie reconoce que puede perder, en el Frente de Todos barajan más esta hipótesis de trabajo para el día 15 de noviembre, “tenemos dos años para gobernar”, repiten. Y, una vez despejado el resultado electoral, el siguiente interrogante que se planteará es el equilibrio de poder dentro del Gobierno.

Desde el sector más cercano al presidente apuestan a la consolidación de su mandato y a un distanciamiento de la señora de Kirchner. “Tras conocerse la carta de Cristina después de las elecciones, criticando al gobierno, nació el Albertismo”, señalan.

Afirman que “intentará ser una figura parecida al ex presidente Raúl Alfonsín y que no va a convalidar locuras”. Sostienen que, “habrá acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y que seguirá Martín Guzmán en el Palacio de Hacienda”, entre otras decisiones de política económica.

Otros creen que las posibilidades de reelección de Alberto Fernández se han agotado y que en todo caso debería fortalecer su alianza con los gobernadores y apuntalar la gestión de Juan Manzur al frente de la Jefatura de Gabinete, lo que supondría asfaltar el proyecto presidencial del mandatario tucumano.

Y también seguramente jugará la alianza que vienen mostrando el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y el jefe del bloque del Frente de Todos, Máximo Kirchner. En este caso se piensa en una mayor intervención del kirchnerismo en el Gobierno, con decisiones como el ingreso al gabinete del hijo de la vicepresidente ocupando la cartera de Trabajo, anexando áreas de desarrollo social y productivo.

En suma, la economía presenta una situación complicada antes de las elecciones y, tras el resultado de los comicios, los observadores políticos plantean dudas sobre el curso futuro del Gobierno.

Los dirigentes con más contacto territorial no creen que hacia fin de año se puedan dar situaciones conflictivas por la amplia red de protección social del Estado, “comida no va a faltar”, argumentan pero no se aventuran a responder que pasará con el dólar, la inflación y el clima social.

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